lunes, 10 de mayo de 2010

Fansubs: Brujerías, brujerías

La última entrada en Algo más que traducir me ha hecho pensar. Todos tenemos un pasado. Pablo Carbonell en los Toreros muertos, el Gran Wyoming con greñas hablando de su grupo de música, Buenafuente con gafapasta en el programa de Mikimoto...

En 2002 traduje y subtitulé la miniserie para TV "Wyrd Sisters", de Cosgrove Hall, basada en la novela Brujerías de Terry Pratchett. Era un fansub, una traducción de subtítulos sin ánimo de lucro por fans para fans. Por aquel entonces, estaba en primer año de carrera de traducción y no había estudiado nada sobre subtitulación. En los cuatro años de carrera mejoré mis capacidad de traducción audiovisual, claro que tampoco era muy difícil si tenemos en cuenta cómo la lié parda con este primer acercamiento.

Para escarnio público, he encontrado la miniserie enterita en YouTube con mis subtítulos incrustados.



El fallo más obvio son los subtítulos de más de 2 líneas. Por aquella época no sabía que el límite son 30 caracteres por línea. Obviamente, revisé los subtítulos reproduciéndolos sobre la imagen, pero mi filtro era muy permisivo y no cortaba tanto las líneas. Por otra parte, el filtro que incrustaba los subtítulos en el vídeo era bastante estricto y el resultado es el que podéis ver.

En mi opinión, el problema anterior es un síntoma y la consecuencia de un problema mayor. O de varios, más bien. Ya sabía que los subtítulos no pueden decir lo mismo que el audio, que tienen que resumirse porque uno no lee a la misma velocidad que oye el audio. El caso es que esta miniserie está basada en el libro homónimo de la saga Mundodisco de Terry Pratchett. Libro que, a su vez, es una parodia de Macbeth, de William Shakespeare, entre otras referencias culturales. Las tres brujas con el caldero, el rey asesinado por Macbeth, la mujer de éste que es mala malosa, etc. Para más inri, la subtitulación era un fansub que se presentaría en la primera convención del Mundodisco en España. Una convención de fans, claro. Unos fans que te pueden linchar por hereje. Bueno, y yo era (y soy) uno de esos fans, que tampoco me libro. En una palabra: presión.

Claro, si uno intenta subtitular sin resumir una película cargadísima de diálogo, el resultado es una pantalla recargada. Para meterlo todo, tenía que apurar al máximo los límites por línea. Además, tenía que meter con calzador las réplicas de uno y otro personaje en el mismo subtítulo.


En la imagen anterior, el subtítulo debería o, bien haberse partido en dos, o bien resumido la respuesta de la Muerte en algo así como "EL DESTINO, YA SABES". En cualquier caso, recomiendan que un subtítulo esté en pantalla entre 1 y 3 segundos, según lo largo que sea.

Hoy en día, muchos fansubs de series de TV (americanas, normalmente), se completan en unas pocas horas. No siempre es así, pero a menudo parten de los subtítulos originales (en inglés, normalmente) y traducen los subtítulos. No se preocupan de sincronizarlos, eso ya viene hecho: simplemente, sustituyen el texto original con el texto meta. Yo no tenía esa suerte. Ni siquiera tenía el guión. De ahí que a veces me tuviera que inventar lo que decían porque no había manera de entenderlo. Si se llega a enterar un fan letal, me deja hecho un fan con nata.


Respecto a la captura anterior, ahora que tengo el oído más entrenado (aunque más sordo), entiendo que dice "The fact is, you are due to become a ghost". En su día entendí "The fact is, you are due to be a common ghost". No hay demasiada diferencia sonora.


La imagen anterior muestra qué pasa cuando un subtítulo empieza antes de que el anterior acabe. Parece que no hice ninguna revisión ni ningún control de calidad, pero no es así. Una vez más, el filtro que yo usaba y el filtro para incrustrar los subtítulos en el vídeo usaban distintos parámetros. Por ejemplo, si un subtítulo empezaba (digamos) un cuadro después que el anterior, yo lo veía bien, pero el resultado final era defectuoso.

Claro, podría haber visionado el resultado final e implementar los cambios necesarios antes de la proyección. La codificación final se hacía en Madrid, a cinco horas en coche de mi casa. La miniserie me llegó en dos discos por correo. Sencillamente, por aquella época Internet no era suficientemente rápido como para andar subiendo y bajando pruebas hasta que el señorito traductor estuviera satisfecho.

Luego está el tema de los juegos de palabras "intraducibles", de los que Pratchett es el amo.


'Who dost knock without?' / 'Without? Without what?' / 'Without the door, you idiot' / 'Knocking without the door?' En inglés antiguo, "without" puede significar "afuera". Al igual que el "dost" en lugar de "does", Shakespeare total. En su día no se me ocurrió ningún equivalente que significara "fuera" y "sin" a la vez, así que hice la frase incomprensible, para introducir la sorpresa del bufón. Podría haber puesto un "Nota: juego de palabras intraducible", pero me quedé con las ganas.

Incluso introduje un huevo de pascua en los subtítulos, a ver si alguien se daba cuenta.


En la captura anterior, dice "Madam, will you kindly remove your hat?" / "No." Se oye claramente "No", pero el subtítulo dice "Sí". Obviamente, el resultado es el mismo, pero le he dado la vuelta a una frase y es muy fácil darse cuenta del cambio, dado que la subtitulación es una traducción expuesta. Allí estaba yo, entre el público, escudriñando sus reacciones ante mi pequeña travesura. Ahora éste pondrá cara de asco, el otro se quedará pensando si ha escuchado bien, el otro se levantará para ir preparando la hoguera... Nada, nadie se inmutó.

Bueno, espero que esta confesión haya servido a alguien para saber qué NO hacer con una subtitulación. Recopilando:
  • una subtitulación no es una traducción literaria (¡resume!)
  • controla los tiempos, ni demasiado corto ni demasiado largo
  • revisa la copia final antes de entregarla
  • distribuye la carga entre traductor, revisor, subtitulador, etc
  • evita las notas al pie, interrumpen la fluidez de la lectura

sábado, 1 de mayo de 2010

Globalización de productos y servicios

Hace un par de semanas fui a una proyección de Age of Stupid, organizada por la oficina medioambiental de la universidad. Me enteré por casualidad, porque en la facultad de informática no permiten carteles. Será que están muy informatizados y prefieren emilios, no sé. El caso es que me presento en la sala y soy el único espectador. Bueno, a mitad de película aparecieron dos más. Yupi, ¡el mundo está a salvo!

Un momento de la peli me llamó la atención especialmente. Una animación de una señora que intenta vender su fruta producida localmente y un gamberrete que le enseña la misma fruta producida en la otra punta del planeta muchísimo más barata. Hay que ser tonto para quedarse con la opción más cara, ¿verdad?

Los supermercados irlandeses tienen muchos productos producidos en el país. Todos con su etiquetita bien grande y hermosa "Local product", "Brewed locally", "Made in Ireland". Incluso los restaurantes: "All beef and chicken 100% Irish traceable". ¿Los productos nacionales están mucho más ricos? No, pero te dan trabajo a ti y a tu vecino. No entraré en debates político-nacionalistas, pero sí en algo llamado "proteccionismo de mercado".

En mi primer año de universidad, en una asignatura sobre Europa me decían que en la UE hay libre movimiento de personas, bienes y capitales. Vamos, que si quiero vender mis fresas en Francia no hay nadie que me lo impida. Bueno, los agricultores franceses igual no están de acuerdo, pero legalmente nadie me lo puede impedir. Justo estaba buscando un enlace para esto de las fresas y me he encontrado con dos titulares muy distintos para la misma noticia:

  • Menéame: WWF insta a los franceses a no consumir fresas españoles
  • Kaosenlared: Fresas ecológicas, ¡sí gracias!

No es que las fresas sean españolas, es que no se cultivan de forma ecológicamente responsable. Descarga de responsabilidad: soy socio de WWF/Adena, así que igual no estoy siendo imparcial.

En la Unión Europea no puede haber proteccionismo de mercado puertas adentro, es decir, entre los estados miembro. Y sin embargo, a los irlandeses les debe de gustar que les señalen los productos nacionales porque es el pan nuestro de cada día. Una cosa es lo que hagan los gobiernos y sus instituciones y otra muy distinta lo que hagan sus ciudadanos. A mí nadie me va a decir lo que tengo que comprar. Bueno, un publicista igual no estaría de acuerdo.

Los ecologistas no prefieren productos locales por nacionalismo alguno. Pueden dar argumentos nacionalistas para convencer a los consumidores a que compren producto nacional, pero no es esa su intención. Recomiendan los productos locales porque llevarlos desde el punto de producción al de consumo quema menos recursos que traer naranjas de Sudáfrica o Chile.

Los martes montan un mercado de agricultores y ganaderos locales en la universidad. Ecológicas, en su mayoría. Obviamente es mucho más caro comprar ahí que en el súper, pero estás apoyando al vecino y la comida lleva menos química.

Me diréis que con la situación económica actual cualquiera suelta la mosca por apoyar al vecino. Que tu vecino no lo haría por ti. Si todos vamos a por lo barato, ¿qué pasa cuando nos damos cuenta de que nosotros no salimos rentables? No sólo con la comida, se pueden llevar la fábrica a otro país donde los trabajadores se quejan menos, se les despide más fácil y salen más baratos.

Os preguntaréis qué narices tiene que ver esto con la traducción. Un gestor de proyectos o un ingeniero de localización en España cobra muchísimo más que su equivalente en Bulgaria, India o China. La gestión de proyectos antiguamente se hacía en EE.UU. e Irlanda, pero luego pasó a España, luego a Europa del Este y finalmente a Asia. Un traductor español cobra mucho más que, digamos, uno boliviano. Claro, un gestor puede ser igual de bueno aquí que en la China, pero un traductor boliviano no puede traducir un texto al español europeo. ¿Verdad? Para textos especializados, sale más barato contratar un traductor latino y un revisor europeo que un traductor y un revisor europeos. Y el resultado es el mismo.

No estoy para soltar moralinas. Vosotros veréis dónde os gastáis los leuros. Al final, lo barato sale caro.