Estándares (I)

Estándares
En el campo de las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los estándares permiten a las aplicaciones y a los procesos intercambiar datos y trabajar de forma más eficiente. Los estándares cerrados y propietarios suelen estar controlados por instituciones privadas que pueden optar por no compartir información sobre la definición y estructura de estos estándares, lo que dificulta la integración y compatibilidad con productos de terceros. Aunque la definición de un estándar cerrado esté disponible, de forma que éste pueda implementarse por terceros, sigue siendo un estándar cerrado porque sólo la institución que lo controla tiene el poder para actualizar el estándar. Al permanecer el control en manos del desarrollador original, éste puede cancelar la licencia de uso del estándar a terceros, con lo que dejaría en una mala situación a éstos.
Un estándar 100% abierto no sólo comparte su definición y estructura con la comunidad, sino que también permite su libre implementación. Un organismo independiente que desarrolla, mantiene y promueve un estándar abierto agradece la participación y el debate con terceros.
Dos estándares habituales para el procesamiento de texto son Microsoft Office XML (DOCX) y OpenDocument Format (ODT). Aunque ambos están certificados por la prestigiosa ISO, y la definición completa y su estructura están disponibles para facilitar la libre implementación, no son igualmente "abiertos". El primero está desarrollado, mantenido y promovido por la multinacional Microsoft, mientras que el segundo procede de la comunidad de desarrolladores que apoya el proyecto OpenOffice.org. El primer estándar está controlado por una empresa cuyos procesos están cerrados a terceros, mientras que el segundo promueve la participación del público en voz y voto.
En la industria de localización, los estándares se han vuelto algo muy común en años recientes. El almacenamiento de pares de unidades de traducción (origen > destino) para el intercambio de datos de traducciones pasadas está especificado en el estándar LISA TMX 1.4. El estándar OASIS XLIFF 1.2 establece una lingua franca en formato de archivo para traducción, con el cual se pueden intercambiar datos de traducciones actuales, además de dar soporte a flujos de trabajo, segmentación de texto y terminología. Aunque existen muchos otros estándares en localización, estos dos son los más comunes, quizá porque proporcionen los usos más básicos y necesarios.
El uso de un estándar único como XLIFF evita la complejidad inherente de tratar con múltiples formatos de archivo. Mientras el convertidor XLIFF se actualice para tratar con las últimas revisiones de estos formatos de archivo, no es necesario preocuparse de otros estándares.
El estándar XLIFF permite un fácil intercambio de información entre herramientas y procesos de traducción, aunque tiene como requisito previo un filtro de archivos que convierta entre el formato original y el formato XLIFF. Es decir, debe desarrollarse un filtro que separe los datos localizables (por ejemplo, texto y etiquetas de marcado relevante) de los no localizables (por ejemplo, etiquetas de marcado irrelevante y ciertos elementos multimedia) de forma estructurada. Por ejemplo, la solución libre Okapi Framework puede convertir entre muchos formatos de archivo y XLIFF, además de completar funciones de validación, entre otras.

(Ésta es la primera de mis entradas relacionadas con mi tesina del máster. Quedan dos más sobre estándares y ya cambio de tercio. Como veis, no valgo para investigador. Y no es falsa modestia.)

Comentarios

Entradas populares de este blog

La posedición: ¿zombificación del traductor?

Impacto de la subida de impuestos (IVA e IRPF) en traductores autónomos

Molestias (y remedios) de no cobrar por no tocar