Amazon y el increíble caso de la censura incestuosa
¡Toma titular jugosito para atraer visitas!
El mes pasado se montó una buena porque a un señor se le ocurrió publicar una guía de "buena conducta del pedófilo" (The Pedophile’s Guide to Love and Pleasure: A Child-Lover’s Code of Conduct) en la tienda de ebooks de Amazon. La gracia de la autopublicación y de los ebooks está en que no hay editoriales de por medio que te digan qué puede venderse y qué no, de ahí que se saliera con la suya. Amazon en un primer momento defendió la libertad de expresión y se negó a retirar el ebook. Entonces se le echó encima medio Internet. Entonces cedió a la presión, dio marcha atrás y retiró el libro.
Dejando de lado el contenido del libro y las objeciones morales o legales que podamos tener al respecto, quería centrarme en qué pasa cuando se prohíbe algo. Antes de que se anunciara a bombo y platillo la existencia del ebook, el autor solo había venido una copia. Después de que se le echara encima medio Internet, el libro llegó al puesto 80 de los más vendidos en Amazon. No se sabe a cuántos libros equivale esa clasificación ni cuánto dólares sacó el autor, pero digamos que a) muchas copias y b) mucho dinero. Incluso me atrevería a decir que, sin la publicidad gratuita, el autor no podía soñar que su obra tuviera tanta difusión ni sacarse tanta pasta.
Algo parecido pasó con Saw VI y A Serbian Film, dos películas que no se me ocurriría ver bajo ningún concepto, pero que mucha gente ha buscado como locos después de que se prohibiera su distribución en España y otros países. Ni que decir tiene que más de uno se ha arrepentido de dejarse llevar por el morbo y le ha hecho falta una buena dosis de unicornios y arco iris para lavarse los ojos y poder dormir sin pesadillas.
Anteriormente Amazon saltó a la palestra por borrar más de 57.000 libros (en papel) de temática gay de su catálogo. Se montó la de dios es cristo y pidieron disculpas. Al parecer, fue un fallo técnico de los que yo llamo "el perro se ha meado en los cables". Vamos, que no tenían mala intención.
A lo que iba. Hace unos días a Amazon le dio por retirar novelas autopublicadas que tratan de forma explícita el incesto, es decir, relaciones sexuales intrafamiliares. Dejando de lado por un momento la legalidad o moralidad del asunto, el caso es que:
El mes pasado se montó una buena porque a un señor se le ocurrió publicar una guía de "buena conducta del pedófilo" (The Pedophile’s Guide to Love and Pleasure: A Child-Lover’s Code of Conduct) en la tienda de ebooks de Amazon. La gracia de la autopublicación y de los ebooks está en que no hay editoriales de por medio que te digan qué puede venderse y qué no, de ahí que se saliera con la suya. Amazon en un primer momento defendió la libertad de expresión y se negó a retirar el ebook. Entonces se le echó encima medio Internet. Entonces cedió a la presión, dio marcha atrás y retiró el libro.
Dejando de lado el contenido del libro y las objeciones morales o legales que podamos tener al respecto, quería centrarme en qué pasa cuando se prohíbe algo. Antes de que se anunciara a bombo y platillo la existencia del ebook, el autor solo había venido una copia. Después de que se le echara encima medio Internet, el libro llegó al puesto 80 de los más vendidos en Amazon. No se sabe a cuántos libros equivale esa clasificación ni cuánto dólares sacó el autor, pero digamos que a) muchas copias y b) mucho dinero. Incluso me atrevería a decir que, sin la publicidad gratuita, el autor no podía soñar que su obra tuviera tanta difusión ni sacarse tanta pasta.
Algo parecido pasó con Saw VI y A Serbian Film, dos películas que no se me ocurriría ver bajo ningún concepto, pero que mucha gente ha buscado como locos después de que se prohibiera su distribución en España y otros países. Ni que decir tiene que más de uno se ha arrepentido de dejarse llevar por el morbo y le ha hecho falta una buena dosis de unicornios y arco iris para lavarse los ojos y poder dormir sin pesadillas.
Anteriormente Amazon saltó a la palestra por borrar más de 57.000 libros (en papel) de temática gay de su catálogo. Se montó la de dios es cristo y pidieron disculpas. Al parecer, fue un fallo técnico de los que yo llamo "el perro se ha meado en los cables". Vamos, que no tenían mala intención.
A lo que iba. Hace unos días a Amazon le dio por retirar novelas autopublicadas que tratan de forma explícita el incesto, es decir, relaciones sexuales intrafamiliares. Dejando de lado por un momento la legalidad o moralidad del asunto, el caso es que:
- no especifican con antelación qué hace que un libro no sea publicable (en ningún momento las "publishing guidelines" suyas mencionan la palabra "incesto")
- no informan a la autora del borrado con antelación, ni con posteridad, ni le dan posibilidad de defenderse
- no aclaran a la autora la razón del borrado
- no ofrecen automáticamente la devolución del dinero a sus clientes
Después de que muchos bloggers pusieran el grito en el cielo porque a los usuarios no les dejaban volver a descargar los ebooks que habían comprado, Amazon ha reculado en parte y permite volver a descargar los libros a quienes ya los tenían comprados. Una vez más, citan un fallo técnico en lugar de un fallo en su política. El caso es que Amazon no vuelve a poner a la venta los libros ya retirados.
Me ha dado por hacer un poco el troll y enviar lo siguiente a Amazon:
Para rematar la faena, y dejando a Amazon tranquila un momento, el otro día modificaron las leyes de publicación de manga y anime en Tokio. En concreto, prohíben la publicación / difusión de cualquier obra que "glorifique o enfatice injustificadamente determinados actos de naturaleza sexual que violen las normas sociales". ¿Y cómo definen los tokiotas las normas sociales? Pues dependerá de cada uno, digo yo. Además, igual lo que entiende como socialmente aceptable el gobernador de Tokio, el muy deleznable Ishihara-san (pinchad y flipad con el pájaro), no es lo que entendemos los demás. Entre otras lindezas, ha dicho que las mujeres con menopausia son inútiles y que los gays son anormales, le pareció "lamentable" una cabalgata gay que presenció en en San Francisco y negó la masacre y violaciones sistemáticas del Imperio Nipón en Nankín, China (lectura no agradable). Pero no caigamos en juicios ad hominem, por mucho que se los merezca. El caso es que si se prohíbe la distribución de un manga / anime en Tokio, se condena la obra a la extinción porque el mercado tokiota es imprescindible para la industria.
Nótese que en ningún momento he entrado a valorar el contenido de lo que se censura. Pero me voy a mojar. Creo que hay que distinguir entre los crímenes de pensamiento (crimethink, que decía Orwell) y los crímenes factuales. La ficción, siempre que no la representen personas de carne y hueso, está protegida por la libertad de expresión. Eso incluye texto, dibujitos e infografía. Otra cosa es la imagen real, sea con actores o no, sea consentida o no. Ahí ya podemos discutir qué vale y qué no.
Me ha dado por hacer un poco el troll y enviar lo siguiente a Amazon:
I read that Amazon is deleting ebooks with incest in it, such as Wicked Lovely by Jess C. Scott (previous ASIN B003VIWUXS).¿Es posible que alguien no vea la mala leche y el sarcasmo que destila lo anterior? ¿A que no? Pues van y me contestan esto:
I would like to take this opportunity to inform you that you are carrying ebooks with even stronger themes, such as double incest (father laying with two daughters) and rape incest (brother against sister). These characters are Lot and his daughters, and Amnon and Thamar and their crimes appear in the many editions of a book called The Holy Bible (ASIN B001EOCFU4, B0032UYGE6, B002920ZOS, among others).
I hope you remain committed to keeping the Kindle Store safe for our children and ban these ebooks as well. Thank you.
Thanks for your suggestion about deleting books with incest in it. Customer feedback like yours is very important in helping us continue to improve our website and services. I appreciate your thoughts, and I'll be sure to pass your suggestion along.
Thanks again for your feedback.¿Me están ignorando? ¿No se enteran? ¿Es posible que haya empeorado la situación?
Para rematar la faena, y dejando a Amazon tranquila un momento, el otro día modificaron las leyes de publicación de manga y anime en Tokio. En concreto, prohíben la publicación / difusión de cualquier obra que "glorifique o enfatice injustificadamente determinados actos de naturaleza sexual que violen las normas sociales". ¿Y cómo definen los tokiotas las normas sociales? Pues dependerá de cada uno, digo yo. Además, igual lo que entiende como socialmente aceptable el gobernador de Tokio, el muy deleznable Ishihara-san (pinchad y flipad con el pájaro), no es lo que entendemos los demás. Entre otras lindezas, ha dicho que las mujeres con menopausia son inútiles y que los gays son anormales, le pareció "lamentable" una cabalgata gay que presenció en en San Francisco y negó la masacre y violaciones sistemáticas del Imperio Nipón en Nankín, China (lectura no agradable). Pero no caigamos en juicios ad hominem, por mucho que se los merezca. El caso es que si se prohíbe la distribución de un manga / anime en Tokio, se condena la obra a la extinción porque el mercado tokiota es imprescindible para la industria.
Nótese que en ningún momento he entrado a valorar el contenido de lo que se censura. Pero me voy a mojar. Creo que hay que distinguir entre los crímenes de pensamiento (crimethink, que decía Orwell) y los crímenes factuales. La ficción, siempre que no la representen personas de carne y hueso, está protegida por la libertad de expresión. Eso incluye texto, dibujitos e infografía. Otra cosa es la imagen real, sea con actores o no, sea consentida o no. Ahí ya podemos discutir qué vale y qué no.
Felicidades. Un artículo bien trabado. Sospecho que debe haber salido a chorro, desde dentro.
ResponderEliminarEs un placer leer cosas así. Y encima, estoy de acuerdo.
¡Gracias!
ResponderEliminarTu blog tiene muy buena pinta, me suscribo. Por alguna razón, no se me carga tu hoja de estilos, qué raro.
Gracias por pasarte por mi blog. No sé por qué no se carga la hoja de estilos, uso una estándar de Wordpress.
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